Compañeros:
He adaptado dos cuentos para mis dos ratones de biblioteca, que como sabéis son Biblio y Teca (mamás del AMPA).
Los cuentos se titulan
La trampa para ratones y
El regalo (un cuento para la paz). Uno es un cuento clásico y el otro lo he encontrado en actiludis. Este último lo he seleccionado dado lo problemático que es mi curso en el aspecto de convivencia.
El primero irá destinado a los pequeños de Infantil y Primer Ciclo y el segundo, a los más mayores.
Me queda ahora ilustrarlos y ponerles sonido y música. No sé si lo conseguiré. Os copio los textos por si os pueden servir.
Saludos.
La trampa para ratonesTeca: -Biblio, estos niños han venido aquí para que les contemos un cuento.
Biblio: Pues es verdad. Pero el caso es que no tenemos preparado ningún cuento para contarles y que puedan pasar un rato agradable.
Teca: -¿Entonces, qué hacemos?
Biblio: -Pues... que se vayan a la clase y otro día se lo contamos.
Teca: -No me parece buena idea.
Biblio: -¿Qué tal si en vez de un cuento les contamos una historia que nos ocurrió a nosotros cuando vivíamos en la granja, antes de mudarnos a la biblioteca del cole?
Teca: ¡Vale! Pero tendrán que prestarnos mucha atención.
Biblio: Es cierto que antes de vivir en la biblioteca estuvimos una larga temporada en una granja, en donde habitaba un matrimonio de granjeros y varios animales. Un día Teca estaba mirando por el agujerito de la ratonera y vio cómo la granjera abría un paquete que había recibido por la mañana. Entonces Teca dijo...
Teca: -¿Qué tipo de comida traerá el paquete? ¡Me lo voy a pasar bomba!
Biblio: -Pero su alegría se transformó en terror cuando descubrió que no era comida, sino una trampa para ratones.
Teca: -¡Biblio, Biblio, Biblio! Los granjeros han traído una trampa para acabar con nosotros. ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa! ¡Tengo mucho miedo! ¡Vamos a morir!
Biblio: -Teca, por favor no te pongas histérica. Deja de gritar... con eso no conseguiremos nada. Debemos advertir al resto de los animales para que lo sepan. Voy a ir al patio a avisar a la gallina. Espérame aquí.
Teca: -¿Ya has hablado con la gallina?
Biblio: -Sí. Dice que a ella no le importa, que le da igual, que en nada le preocupa una ratonera. Iré de nuevo a hablar con el cordero. Espérame aquí.
Teca: -¿Ya has hablado con el cordero?
Biblio: -Sí, pero dice que no hay nada que él pueda hacer, solamente que pedirá por nosotras en sus oraciones. Saldré de nuevo a hablar con la vaca. Espérame aquí.
Teca: -¿Ya has hablado con la vaca?
Biblio: -Sí, pero dice que a ella no le resulta ningún peligro una ratonera.
Teca: -Estoy muy preocupada... ¿qué podemos hacer?
Biblio: -Vamos a descansar en silencio y ya se nos ocurrirá algo.
(Sueño. Teca despierta sobresaltada)
Teca: ¿Has oído esos ruidos? Me acercaré a mirar. ¡Biblio, en la ratonera ha caído una serpiente venenosa y le ha picado a la granjera! Dice su marido que tendrá que llevarla al hospital.
Biblio: -Pasó un día y la granjera volvió a casa, pero con fiebre. El granjero cuidaba a su mujer. Y como todo el mundo sabe que para cuidar a alguien con fiebre, no hay nada mejor que una nutritiva sopa, vio como agarró un cuchillo de la cocina y fue a buscar a la gallina, que es el ingrediente principal para preparar una rica sopa.
Teca: -Pero como la enfermedad de la mujer continuaba, la familia, los amigos y vecinos fueron a visitarla. El granjero tuvo que matar al cordero para darle de comer a sus visitantes.
Biblio: -Sin embargo, y a pesar de todos los cuidados de su esposo, la mujer no mejoró y acabó muriendo.
Teca: -Y vimos desde nuestra ratonera, cómo el granjero, para poder pagar los gastos del funeral, vendió la vaca a un hombre, que se la llevó al matadero.
Biblio: -Y este es el final de la historia. De ella podemos aprender que cuando escuches que alguien tiene un problema y creas que ese problema no es tuyo o no te afecta, y no le prestas atención… acordaos de cómo acabaron la gallina, el cordero y la vaca.
Teca: -De modo que piénsalo dos veces antes de darle la espalda.
El regaloBiblio: Érase una vez un pueblo perdido entre las montañas donde sus habitantes se trataban muy mal y eran muy agresivos entre sí. Siempre se estaban insultando; discutían por las cosas más insignificantes y claro, constantemente surgían peleas y conflictos violentos.
Teca: Los niños y niñas del lugar aprendían, desde muy pequeños, a pelearse porque estaban acostumbrados a ver a sus mayores hacer lo mismo con mucha frecuencia. Se decían cosas como éstas.
Biblio: - ¡Eres un inútil! ¡Y tú una payasa! ¡Anda y vete por ahí, idiota!
Teca: Éstas y muchas otras palabras eran las que habitualmente se dedicaban los vecinos del lugar. Un día una niña llegó al pueblo. Se llamaba Paz, era la prima de Alberto, que venía a pasar las vacaciones de verano.
Biblio: Alberto tenía mucha ilusión en presentársela a sus amigos y amigas pero no estaba muy seguro cómo iba a reaccionar su prima cuando comprobara lo malhablados que podían llegar a ser. De todas formas Alberto tenía que arriesgarse y la llevó al campo del fútbol de la escuela donde estaban disputando un partido.
Teca: Alberto les dijo - ¡Hola chicos! ¿Qué hacéis?
Biblio: Y ellos le contestaron – Hola imbécil, íbamos a comenzar el partido.
Teca: – Esta es mi prima Paz, ¿Puede jugar con vosotros?
Biblio: – Si sabe, claro que puede. ¿Te gusta el deporte?
Teca: Y Paz respondió – Sí, desde muy pequeña practico kárate. Soy cinturón negro pero también me gusta jugar al fútbol y otros deportes.
Biblio: Al oír esto todos se quedaron muy sorprendidos y pensaron que debían respetarla y no pasarse con ella.
Comenzó el partido y todo transcurría como era habitual: insultos, chillidos, patadas, escupitajos, achuchones, etc,... pero nadie se atrevía a dirigir una palabra malsonante a Paz.
Teca: De repente, el balón llegó a los pies de Paz y chutó con todas las fuerzas que le permitían sus fuertes piernas de karateca. El balón salió despedido tan alto que fue a parar al tejado de la casa de enfrente, con tan mala fortuna que se pinchó.
Biblio: Los chicos se indignaron tanto que empezaron a insultarla y a dedicarle las palabras más sucias y horribles que pasaban por sus pequeñas mentes. Pero ella no dijo nada, ni si quiera se movió; no hizo el más mínimo caso, y se quedó callada, mirándolos fijamente, con el rostro tranquilo.
Teca: Cuando los chicos cayeron en la cuenta de lo que estaban haciendo, huyeron despavoridos por temor a que ella se defendiera. Paz ni se inmutó, permaneció quieta mirando como huían.
Biblio: Por la tarde, Paz se encontraba en su casa cuando sonó el timbre de la puerta y salió a abrir. ¡Qué sorpresa se llevó! Era su primo Alberto, y venía acompañado de toda la pandilla:
Teca: – ¡Hola Paz!
Biblio: – ¡Hola Chicos! ¡Qué sorpresa tan agradable! ¿Cómo estáis?
Teca: – Verás, venimos a disculparnos porque creemos que nos hemos pasado contigo esta mañana en el partido.
Biblio: – ¡Ah! ¿Es eso? No tiene la más mínima importancia; por mí seguimos siendo tan amigos como antes.
Teca: Para celebrar la reconciliación se fueron a continuar el partido que se había interrumpido por la mañana. De camino al campo de fútbol, uno de los chicos le dijo a Paz .
Biblio: – Sabemos que puedes defenderte muy bien, pero en cambio no nos hiciste nada, ni te enfadaste cuando te dijimos esas cosas tan horribles, ¿por qué?
Teca: Y ella le respondió con una pregunta:
– Si yo te traigo un regalo y tú no lo aceptas, ¿para quién es el regalo?
Biblio: Y el chico contestó.– Sigue siendo tuyo, Paz, puesto que no lo he aceptado.
Teca: – Pues igualmente con los insultos. Si tú no los aceptas y no haces ningún caso, no son para ti, sino para quien los dice.
Biblio: Así que ya sabéis, no debéis insultar nunca. Y si os insultan a vosotros, no os alteréis ni respondáis con otro insulto. Es mejor ignorarlos. Como dice esta historia, acabarán siendo para quien los dice.